lunes, 30 de marzo de 2015

Cuarta Noble Verdad: El Óctuple Sendero



 
Rueda del Dharma.

Existe un camino que nos conduce a un estado de felicidad verdadera, de salud total.  La cuarta noble verdad encierra
la esencia de las tres anteriores y nos indica el camino para experimentar este estado de Liberación.  Este camino se conoce como el Óctuple Sendero y se representa como una rueda o timón que conducirá nuestras vidas.

El Buda solo pedía una fe en quienes querían seguir el camino, la fe en sus propias capacidades para experimentar la liberación del sufrimiento.

Este camino no es como una escalera sino mas bien como una autopista de ocho vías en la que todas deben usarse, también se puede comparar a un movimiento circular porque empieza y termina en la Visión Correcta, ya que aunque éste sea el punto de partida, el resultado de recorrer el camino será siempre llegar de nuevo a la Visión Correcta.

He aquí el camino:
  1. Visión Correcta
  2. Intención Correcta
  3. Palabra Correcta
  4. Acción Correcta
  5. Modo de Vida Correcto
  6. Esfuerzo Correcto
  7. Atención Correcta
  8. Meditación Correcta

Queremos entrar en detalle en cada uno de estos Ocho Senderos a través de las preciosas palabras de  Ayya Khema expresadas en su libro “Siendo nadie, yendo a ninguna parte”  así que iremos publicándolos poco a poco en sucesivos días para ir saboreando sus reflexiones y que den pie a las nuestras.  Empezaremos con el primero de puntos La Visión Correcta como principio y fin de esta rueda de protección.

La Visión Correcta


La visión correcta es el primer paso y significa que se ha visto claramente que para salir del sufrimiento en la vida, la única salida es a través de la disciplina espiritual por lo que se busca la disciplina correcta.

Nuestros problemas son el sufrimiento, la insatisfacción, la ansiedad, una sensación de no estar realizados. Tenemos un lugar vacío en el corazón que tratamos de llenar constantemente con una o varias personas, una idea, un proyecto, una esperanza. Nada puede llenarlo.

Cuando una disciplina es capaz de exponer la insatisfacción básica que tenemos y a continuación explica el camino para llegar a la felicidad absoluta sin dogmas, a través de un camino basado en las propias experiencias personales que uno mismo debe de ir teniendo para testar si estas enseñanzas son ciertas, podemos creer que es una enseñanza digna de crédito.

La Visión Correcta se refiere a asumir toda la responsabilidad de lo que nos ocurre sin culpar a otros, a las circunstancias o a algo exterior a nosotros. Significa asumir toda la responsabilidad de lo que somos, de donde estamos y darnos cuenta de que somos los amos de nuestro destino. Podemos cambiar pero saber que podemos cambiar no es suficiente, también hay que saber que necesitamos hacerlo.  Esta es la visión correcta: ni cambiar el mundo, ni sus habitantes, ni la gente con la que convivimos, sino cambiarnos a nosotros mismos. No podemos eliminar los problemas pero podemos eliminar nuestras reacciones.

Tenemos muchos modos de reaccionar frente al sufrimiento, el primero y mas corriente es culpar a otra persona, es el camino mas fácil. Todos juegan a ello y es infantil.  El segundo modo de reaccionar ante el dolor y la insatisfacción es deprimirse y por eso hundirse en el lodo, complaciéndose con la tristeza.  La tercera reacción es compadecerse a sí mismo pensando que uno tiene todo el sufrimiento del mundo. Nadie experimenta algo comparable, lo que evidentemente es falso. Cuando uno se compadece de sí mismo, espera que los otros también le compadezcan. Esto no sirve de nada. No se gana nada. Todo lo contrario, uno se convierte en una carga para los demás.  Otro modo de reaccionar frente al sufrimiento es apretar los dientes, reprimir las emociones y pretender que no ha ocurrido.

Existe un quinto método que consiste en mirar el sufrimiento directamente a la cara y decir: “Mi viejo amigo, estás otra vez de nuevo aquí! ¿Qué se supone que debo aprender esta vez?”. Esto es Visión Correcta. Entonces entendemos que el sufrimiento es nuestro mejor maestro.

Si no hemos aprendido la lección podemos estar seguros que la misma lección volverá a aparecer de nuevo porque la vida no es mas que una clase de educación para adultos.  Cualquier lección que perdamos la recibiremos de nuevo, por eso nos encontramos tantas veces reaccionando de la misma manera ante la misma situación.  Sin embargo llega un momento en el que nos damos cuenta y aparece la Recta Visión: “Tengo que hacer algo por mí. Estoy metido constantemente en el mismo problema”.

La visión correcta o la recta opinión es la base para entrar en el camino espiritual . Cuando vemos claramente que si tratamos de obtener placeres sensoriales y de protegernos para no perder nuestro ego, estamos luchando en una batalla perdida de antemano,  entonces vamos por el  buen camino.  Es un momento de entrar en el sendero, es un momento de alegría. La sensación de alegría es esencial para la meditación y la meditación es esencial para recorrer el camino.

El Buda dijo que no debemos creer lo que él dice, sino investigarlo y verificarlo por nosotros mismos.   En su famoso discurso de Kalama decía “Es conveniente que dudéis, que estéis inseguros”.  “Nunca creáis ninguna enseñanza porque se recite repetitivamente, o porque esté escrito en las escrituras, o porque se haya transmitido de maestro a discípulo,  o porque todos los de vuestro entorno lo crean, o porque sean cualidades metafísicas o porque sea una tradición…. Creer solo en lo que hayáis investigado y encontrado que es verdadero y provechoso.”

No hay duda de que podemos encontrar sufrimiento en nosotros mismos y cuanto más adentro miremos, más insatisfacción encontraremos. Cuando ya no deseemos cambiar nuestro sufrimiento por nuestra satisfacción personal, cuando la resistencia se haya ido, entonces el sufrimiento se irá. La recta opinión consiste en ACEPTAR LAS COSAS TAL Y COMO SON.

Para finalizar terminaremos con una pequeña historia:

Los brahmanes, la casta sacerdotal de la India, no eran muy cordiales con el Buda porque éste les hundía su sustento. Él había predicado que para obtener la felocidad no se necesitaba ningún intermediario entre ellos mismos y los dioses.

Un día uno de los brahmanes al oir uno de los discursos del Buda, se puso delante de él y comenzó a proferirle insultos y provocaciones. Cuando finalmente se quedó sin palabras, El Buda que había estado sentado escuchando tranquilamente, le dijo: “Brahmán, ¿has tenido alguna vez invitados en tu casa?”. El brahmán le respondió : “Si”. El Buda le dijo: “¿Cuándo tienes invitados en tu casa, les ofreces hospitalidad? ¿Les ofreces bebida y comida?”.  El brahmán respondió: “Claro, desde luego que les ofrezco comida y bebida”.  El Buda continuó: “Y si no aceptan tu hospitalidad, si no aceptan tu comida y bebida ¿a quién pertenecen éstas?”. El brahmán dijo: “Me pertenecen a mí” . El Buda dijo entonces: “Así es, brahmán. A ti te pertenecen” .

Cualquier insulto, cólera o amenaza pertenece al que lo está profiriendo. Nosotros no tenemos porqué aceptarlo.  



Fuente:  “Siendo nadie, yendo a ninguna parte” , Ayya Khema

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