domingo, 10 de mayo de 2015

La Palabra Correcta

 


 "Si sabes algo que es perjudicial y falso, no lo digas. 
Si sabes algo que es beneficioso y falso, no lo digas. 
Si sabes algo que es perjudicial y verdadero, no lo digas. 
Si sabes algo que es beneficioso y verdadero encuentra 
el momento adecuado para decirlo".


La palabra es muy importante y necesita más atención de la que normalmente se le concede. Sólo porque sepamos hablar no significa que
tengamos habilidad de palabra. No me refiero a que tengamos que convertirnos en oradores. Esa es otra habilidad diferente.

El Buda dijo algo muy interesante sobre la palabra y merece la pena que lo recordemos: "Si sabes algo que es perjudicial y falso, no lo digas. Si sabes algo que es beneficioso y falso, no lo digas. Si sabes algo que es perjudicial y verdadero, no lo digas. Si sabes algo que es beneficioso y verdadero encuentra el momento adecuado para decirlo".

Esto se refiere a refrenar la palabra impetuosa. Primero hemos de pensar en ello para estar seguros de que puede ayudar, de que es verdad y de que el momento adecuado ha llegado. El momento adecuado ha llegado cuando la otra persona está preparada para escuchar y en un estado de ánimo sereno. Y sobre todo, debe ser un momento en el que tengamos sentimientos afectuosos hacia la otra persona. Sólo entonces debemos decir algo. Si sentimos algún desagrado, rechazo y resistencia hacia la otra persona, lo manifestaremos en nuestras palabras y éstas no serán útiles ni provechosas. Todos tenemos ocasiones en que deseamos decir a otros lo que deberían hacer o no hacer. Usando el criterio citado anteriormente tenemos muchas posibilidades de logarlo.

Tradicionalmente se explica la recta palabra como no calumniar, no chismorrear, no murmurar, no promover discordia entre la gente, no proferir palabras soeces e insultantes. El Buda dijo que la palabra deshace familias y amistades. Es fundamental para lograr un compañerismo armonioso y también para crear su opuesto, la enemistad. El Buda dijo además que la recta palabra incluye no sobrevalorar ni subestimar. Lo que equivale a no exagerar, tanto al hacer afirmaciones grandes como pequeñas. Eso también es mentir. Está basado en el deseo de parecer un poco más interesante uno mismo.

Cuando el hijo de Buda dijo, Rahula, tenía siete años, el Buda le dio un sermón breve. En él le habló a su hijo de no mentir, que es tan importante para niños como para adultos. No le habría dado ese discurso a su propio hijo si no hubiera pensado que era crucial para el desarrollo de Rahula. El Buda mostró a Rahula un jarro con un poco de agua y dijo: "¿Que ves Rahula?". El niño le contesto: "Sólo veo un poco de agua". El Buda le dijo: "Tan poco como el agua que ves aquí es la honrradez de la persona que miente". Luego vació el agua y dijo: "Y ahora, ¿qué ves?". Rahula le dijo: "Bueno, el jarro está vacio". El Buda le dijo: "Así es. Vacía está la persona que miente". Luego puso el jarro boca abajo y dijo: "Y ahora ¿que vés Rahula?". Rahula dijo: "El jarro está puesto boca abajo". El Buda dijo: "Así es. La persona que miente pone su vida boca abajo".

Mentir es la plataforma inicial para romper todos los otros preceptos. Mentir se hace a veces para autoprotegerse, a veces por ambición, para obtener más de lo que uno merece, y a veces por odio, uno miente para herir. Todas estas razones nos llevan hacia abajo en espiral.

La palabra está basada en el pensamiento y si tenemos algún control sobre el pensamiento aprendemos a controlar la palabra. Nos volvemos atentos a todo lo que pensamos y aprendemos a cambiar lo nocivo por lo provechoso. Mientras no aprendamos esto sobre la palabras no vamos a tener muchos amigos.

Por otra parte la palabra debe ser significativa. La charla insustancial es tambien palabra errónea. Hablar por hablar, sin nada que decir, como cuando hablamos de la familia, la comida, el tiempo o de cómo nos encontramos. Hablar por entretenimiento, como modo de pasar el rato. Hasta que no nos volvamos atentos y sepamos lo que estamos diciendo, deberíamos permanecer callados tratando de descubrir lo que estamos pensando.

Es una gran bendición estar dotado de una palabra amable y cortés, pero siempre que tenga como base un significado y una recta intención. Dos personas pueden estar diciendo la misma cosa pero sus intenciones pueden ser diferentes. Solo llegamos a conocer nuestras intenciones si practicamos la instrospección y eso no podemos hacerlo mientras hablamos. 

Abstenerse de la falsa palabra, el cuarto precepto, debe examinarse para ver lo que significa en nuestra propia vida.  Este precepto debe ocupar el primer puesto porque todo el mundo se pasa la mayor parte del tiempo hablando. Cuando usemos realmente palabras con significado, la gente nos escuchará. Si la palabra es amable, la gente se pondrá contenta. Si la palabra es cortés, podremos tener muchos amigos. Si es veráz, se contará con nosotros. Si no calumnia o murmura se confiará en nosotros. Podremos comentar nuestros secretos y problemas con otros. Si nos convertimos en esa clase de personas tendremos muchos amigos y una vida armoniosa porque no habrá nada en nuestra mente que necesitemos ocultar. No hemos de preocuparnos de sobre qué y cómo vamos a hablar o de si hemos hablado correctamente. Nuestras palabras surgirán fácilmente porque en su base está la recta intención.

Nuestras palabras deben ser precisas, lo que significa que sabemos lo que estamos pensando y sintiendo. Esto es lo importante. Cualquiera que hable aunque solo sea sobre su propia meditación, debe ser preciso. Esto implica que la mente esté clara y que de ella surja la palabra precisa. Hay habilidades que podemos adquirir por medio de la atencion. Éstas no se adquieren en clases de elocución.

Fuente: Ayya Khema "Siendo nadie, yendo a ninguna parte"  

Entrada Relacionadas: Las cuatro nobles verdadesLa Primera Noble Verdad  I  La Segunda Noble Verdad I La Tercera Noble Verdad I La Cuarta Noble VerdadLa Visión Correcta I  La Intención Correcta I  La Palabra Correcta I  La Acción Correcta I   El Sustento Correcto

No hay comentarios: