domingo, 31 de mayo de 2015

Meditación en Acción: La Acción Correcta


 La acción correcta está acorde con la intención correcta: hacer el bien.


La acción correcta se basa en la intención correcta. Si aparece la recta intención, la recta acción le seguirá. Son las acciones las que dejan una huella más profunda en nuestro
inconsciente. La mente está operando al nivel mas denso y concentrado de todos, es por eso que los hábitos físicos son tan difíciles de quitar porque están bien anclados en nuestras programaciones mentales. 

La acción correcta entraña no dañar a otros de ningún modo o forma y renunciar a la crueldad y a la avidez. La crueldad y la avidez no es posible reprimirlas; ambas se manifestarán de otro modo. Requieren el abandono, algo que debemos practicar en la meditación. A no ser que abandonemos nuestros deseos en la meditación no habrá meditación. Habra pensamientos, esperanzas, deseos, preocupaciones, miedos y recuerdos. A no ser que aprendamos a abandonar eso estados mentales no meditaremos. La meditación es renuncia de todos esos vagabundeos mentales tratando de reafirmar el ego o de satisfacer nuestros deseos.  Al no haber practicado mucho la renuncia nos resulta difícil meditar pero con continua aplicación se vuelve mas fácil. La represión no sirve de nada, pero renunciar al deseo de pensar, recordar y planear produce excelentes resultados. El abandono de los deseos es el único camino hacia la paz y esa experiencia trae consigo el saber que la renuncia al deseo en la vida cotidiana trae la felicidad.

La acción correcta puede realizarse en cualquier circunstancia, por cualquier persona en cualquier momento, en casa, en el trabajo o en el estado monacal. En cualquier lugar, quienesquiera que seamos, todos estamos realizando algunas acciones. Podemos comprobar si son beneficiosas para otros y para nosotros. Incluso cocinar o limpiar el suelo debe hacerse con la recta intención y no porque tengamos que hacerlo, o porque así se espera o porque alguien se enfadaría si no lo hiciéramos. La razón primordial para hacer algo es que en ese momento sea necesario y atienda a un propósito. Observándonos meticulosamente y atentamente nos percatamos de nuestras intenciones y criterios. Vemos las conexión entre la mente y el cuerpo y no consideramos las cosas externas. No oponemos resistencia o repugnancia, sino que actuamos con entusiasmo. Solo entonces es productiva cualquier acción.

A menudo se piensa que el trabajo es una desagradable interrupción del tiempo libre. Evidentemente este pensamiento es erróneo. El tiempo libre puede ser una desagradable interrupción del trabajo. El trabajo es un medio para ser útil y práctico, sin importar la clase de trabajo que hagamos. Es un medio para prestar total atención al cuerpo y conocer sus actos, sus movimientos. Cualquier tarea que hagamos durante el día es una oportunidad de ayudar, de prestar algún servicio, de desarrollar habilidades y de mostrar amor trabajando para otros. Difícilmente se encuentra algo comparable al trabajo como medio de purificación. El trabajo no es sólo hacer algo para ganarse la vida o porque otros así lo esperan, sino hacerlo con todo el corazón, como modo de ver con claridad.

Fuente: Ayya Khema "Siendo nadie, yendo a ninguna parte"  


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